Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Pedro 2, 1-14

1 Hubo también en el pueblo falsos profetas, como habrá entre
vosotros falsos maestros que introducirán herejías perniciosas y que,
negando al Dueño que los adquirió, atraerán sobre sí una
rápida
destrucción.

2 Muchos seguirán su libertinaje y, por causa de ellos, el Camino de la
verdad será difamado.


3 Traficarán con vosotros por codicia, con palabras artificiosas; desde
hace tiempo su condenación no está ociosa, ni su perdición dormida.

4 Pues si Dios no perdonó a los Ángeles que pecaron, sino que,
precipitándolos en los abismos tenebrosos del Tártaro, los entregó para ser
custodiados hasta el Juicio;

5 si no perdonó al antiguo mundo, aunque preservó a Noé, heraldo de
la justicia, y a otros siete, cuando hizo venir el diluvio sobre un mundo de
impíos;

6 si condenó a la destrucción las ciudades de Sodoma y Gomorra,
reduciéndolas a cenizas, poniéndolas como ejemplo para los que en el
futuro vivirían impíamente;

7 y si libró a Lot, el justo, oprimido por la conducta licenciosa
de
aquellos hombres disolutos

8 - pues este justo, que vivía en medio de ellos, torturaba día tras día
su alma justa por las obras inicuas que veía y oía -

9 es porque el Señor sabe librar de las pruebas a los piadosos y
guardar a los impíos para castigarles en el día del Juicio,

10 sobre todo a los que andan tras la carne con apetencias impuras y
desprecian al Señorío. Atrevidos y arrogantes, no temen insultar a las
Glorias,

11 cuando los Ángeles, que son superiores en fuerza y en poder, no
pronuncian juicio injurioso contra ellas en presencia del Señor.

12 Pero éstos, como animales irracionales, destinados por naturaleza a
ser cazados y muertos, que injurian lo que ignoran, con muerte de animales
morirán,

13 sufriendo daño en pago del daño que hicieron. Tienen por felicidad
el placer de un día; hombres manchados e infames, que se entregan de lleno
a los placeres mientras banquetean con vosotros.

14 Tienen los ojos llenos de adulterio, que no se sacian de pecado,
seducen a las almas débiles, tienen el corazón ejercitado en la
codicia,

¡hijos de maldición!